miércoles, 9 de julio de 2008

Uno menos en el Montón – 2da Parte

Por: Lucas Leys

Allá por el 1900 había un niño que siempre había esperado conocer el circo. A principios del siglo XX no había televisión, no existían los video, juegos, el Internet, ni los cines. El circo era el espectáculo más sensacional. Una mañana al llegar a la escuela el niño encontró el anuncio de que el circo pronto iba a estar en su pueblo.


Volvió corriendo a su casa y al entrar no podía dejar de pedirle a su padre: ¡puedo ir al circo!, ¡puedo ir al circo! El padre miró a su esposa y le contestó al niño que si hacía toda su tarea y ayudaba a la mamá en los quehaceres de la casa iba a poder ir. Pasaron las semanas y llegó el gran sábado. El niño se despertó antes que todos y fue corriendo a la cama de sus padres. El padre le preguntó a la mamá si su hijo había cumplido con todo y viendo que si lo había hecho le dio la moneda que costaba la entrada. El niño salió corriendo para el pueblo.

Al acercarse empezó a escuchar música como nunca antes. Dio vuelta en la avenida principal y no le alcanzó su asombro al ver un enorme elefante con un domador encima. Todo el pueblo estaba al costado de la avenida mientras el circo desfilaba. Pasaba el león, los trapecistas, las jirafas. No lo podía creer. Estaba súper entusiasmado. Poco a poco fueron pasando los personajes del circo y la gente empezó a desparramarse. El desfile estaba terminando. A unos pasos del niño estaba el payaso. Lo miró y dudó en acercarse pero lo hizo. Le tiró del pantalón y cuando el payaso lo miró, le puso su moneda en la mano y salió corriendo, muy contento, para su casa.

El chico nunca había visto el circo y pensó que el desfile era todo.

Veo grandes sectores de la iglesia que viven solo el desfile de lo que es el cristianismo. Un montón de gente se ha quedado en la mediocre nivel de apenas disfrutar del Señor en una reunión de templo. Un montón de líderes que lo único que saben hacer es señalar el pecado de los demás. Un montón de jóvenes que tan solo tienen una religión intelectual que les sirve para no tener problemas con sus padres o la superficie de sus conciencias. Y tantos pero tantos adultos que la ultima experiencia fuerte de fe la tuvieron hace veinte años.

La grandiosa noticia es que Dios no quiere que seamos uno más en el montón. Quiere que seamos uno menos. Es hora de dejar el desfile y entrar al circo. Dios quiere hacernos protagonista de la clase de iglesia que él planeó en su corazón. Solo allí podremos alcanzar nuestro pleno potencial. Es que no somos entes aislados, no somos barquitos a deriva. Somos miembros de un solo cuerpo y por eso tu y yo nos necesitamos para preparar la iglesia que viene.

Traza Metas Claras

Ahora bien, es casi imposible armar un rompecabezas sin la imagen de lo que queremos armar. Dicen los presidentes de las empresas multinacionales más
conocidas que uno de los secretos del éxito es empezar con el objetivo en mente pero lo que no saben muchos de estos grandes empresarios es que este principio ya estaba declarado en el libro de proverbios mucho antes de que ellos usaran pañales.

Proverbios 29:18. dice: Dónde no hay visión el pueblo se extravía.

Y es cierto también para ti; si tú no sabes a dónde te diriges es probable que nunca llegues a ningún lado. Es por eso que tu visión tiene que estar bien definida. Otra manera de leer el proverbio sería: «Si no tenemos una visión clara de nuestra dirección y de lo que queremos lograr, tenemos asegurado el fracaso».

La falta de visión de un objetivo nos impide empezar y sin inicio no hay ganancia. A medida que creces tienes que tomar mayores decisiones. No pierdas el tiempo. investiga, empieza a pensar en cuáles son las cosas que más te gustaría hacer e intenta dibujarlas en tu imaginación, traza las metas que quieres alcanzar en los próximos años. Cuantos más detalles puedas dibujar mejor. Ponle sonido, llena esas imágenes de aromas y sabores. Hazte esta pregunta: ¿Qué pasos tengo que dar para llegar allí? Haz tus planes, consúltalos con Dios y empieza hoy a construir tus logros y sueños alcanzados de mañana.

Una vez más: Mira de nuevo tus manos; hay una marca que tus huellas pueden hacer que ni el hombre más famoso, el líder más sobresaliente, ni la persona más sabia puede hacer. Se trata de tu marca. Tu única y especial marca que está necesitando seguir sumándose a la misión más espectacular del universo. Dios va a energizar tus esfuerzos, expandir tus fronteras, liberar tu potencial. Tu tarea primaria es seguir creyendo hasta el extremo en el Dios que cree extremamente en ti. Gracias por disponerte a ser uno menos en el montón.

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