miércoles, 25 de marzo de 2009

Protege tus sueños - Parte 3

Tercer consejo: No te dejes llevar por tus emociones

Mateo 13:20-21 nos dice: Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.

El sueño puede durar poco si nos dejamos llevar por nuestras emociones. Incluso éstas son enemigas de la Palabra, porque la recibes con gozo, pero cuando viene la aflicción te desanimas. Muchos sueños corren el mismo riesgo de morir por las emociones.

Temo a las personas altamente emocionales porque son inconstantes y no se sabe cómo reaccionarán. Los deportistas triunfadores son aquellos que dominan sus emociones. Hay personas que se inscriben en la universidad muy entusiasmadas. Si quieren ser abogados, se compran un maletín, el traje y la corbata, pero desisten a la primera tarea que les asignan. Cuando viene la aflicción y el esfuerzo se dan cuenta que no nacieron para esa profesión y buscan otra. Sin embargo, lo mismo les sucederá si deciden ser arquitectos o cualquier otra cosa, porque se dejan llevar por sus emociones y cambian de carrera una y otra vez.

Es irónico pero el gozo no hace nada por un sueño, la aflicción sí, porque logra asfixiarlo rápidamente. Alcanzan sus sueños las personas libres de ataduras, que se preparan y no se dejan dominar por sus emociones. En ciertas oportunidades he querido renunciar al ministerio.

La presión y el trabajo son intensos. Las críticas y mentiras que se dicen de mi son duras. Para que te des una idea, multiplica por 2 las veces que has querido abandonar tu célula, el resultado son las veces que he querido dedicarme a otra cosa. No somos de acero, por su puesto que hay momentos de debilidad que nos impulsan a dejarlo todo, pero los impulsos no deben dominarnos. Sólo el Señor puede ayudarte.

Si quieres ver realizado tu sueño, la convicción siempre debe ser mayor que la emoción y el sentimiento. De Jesús se dice que por el gozo puesto delante de Él, sufrió el oprobio y que verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho. Imagina que no hubiera aguantado la aflicción, no se hubiera cumplido su sueño de salvarnos. Demos gracias porque aguantó.

Recuerda que más de alguien depende de tus sueños. Quizá nadie te lo diga y nunca te lo reconozcan, pero la vida y Dios sabrán recompensarte por aguantar la aflicción que representa luchar por los anhelos. No pares de soñar, sin importar cuánto duela o los sacrificios que tengas que hacer, sigue adelante.

Fuente: porsugracia

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