domingo, 24 de agosto de 2008

Qué alivio

Lee Mateo 18.21-35


¿Alguna vez has estado paseando por un centro de compras y te tropezaste con alguien a quien has tratado mal? Alguien como esa amiga que tenías, de quien te deshiciste sólo porque tus otras amigas pensaban que era realmente una perdedora. Entonces, para salvar las apariencias, dejaste de lado a la amiga que realmente te gustaba mucho. Y ahora no puedes evitar encontrarte directamentecon ella, y piensas en esquivarla metiéndote en el negocio de al lado, hasta que te das cuenta que es una tienda para futuras mamás! Te sientes incómoda al hablar con ella.¿Qué puedes decir? ¿Qué puedes hacer?


Hemos leído la historia de Jacob y Esaú (¿recuerdas a los hermanos de la primogenitura robada?). ¿Sabías que después Jacob se tropezó con su hermano Esaú en el medio de la nada? A ese tipo grande, fuerte, fornido le gustaba ir a cazar y probablemente ¡también se dedicaba a ser un luchador de la antigüedad con todas las glorias! Jacob pensó que lo iba a hacer polvo, pero en lugar de eso, Esaú lo abrazó—fue perdonar y olvidar. En ese momento, Jacob experimentó la maravilla del perdón.


En el pasaje de hoy, la historia de Jesús sobre el siervo que perdonó, nos presenta algunas palabras directas acerca de perdonar a otras personas. Se supone que debemos perdonar a los demás una y otra y otra vez. ¿Alguna vez alguien te perdonó por algo que hiciste? ¿No te sentiste fabuloso?


Imagina cómo te sentirías si esa antigua amiga en el centro de compras te mirara con perdón en sus ojos en lugar de venganza. Te sentirías bien, ¿no es cierto? Ahora es tu turno.


Fuente: bibliag3

1 comentarios:

moche dijo...

es muy importante el perdon en las personas especialmente si somos cristianos tenemos que entender y comprender la doctrina del perdon que nos deja nuestro señor jesucristo. saludos